
mecánico, o de origen extrínseco como los calzados inadecuados.
Es de resaltar que la solución a las callosidades no se limita a que nos las quiten, hay que averiguar su causa y corregirla o evitarla, eliminarlas sin más es como hinchar una rueda con un agujero, sería más de lo mismo y empeoraría con el tiempo.
Las durezas o callos son infartos de la piel debido a presiones o roces concentrados en
puntos muy concretos del pié y dicha presión no permite la correcta irrigación de la zona dérmica, con la consiguiente muerte celular, produciendo lo que es lo que llamamos dureza (tiloma) si es extensa, o callo-clavo (heloma) si es más delimitada, profunda y concéntrica.
La observación de las uñas también debe ser minuciosa, ya que el aspecto de las mismas con los cambios con pérdida de su transparencia el mayor grosor etc.. indicará un proceso patológico de las mismas o el signo de un problema sistémico.
Conviene saber que en el pie se manifiestan infinidad de enfermedades sistémicas (generales) como por ejemplo patologías metabólicas, vasculares, neuropáticas etc...
Que todo ello consultado por el Podólogo nos lleva a un diagnóstico y tratamiento, derivándonos a otro especialista si la patología observada lo precisara.